El rey advierte sobre la negación del otro "porque piensa, reza o vota distinto"
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- 0:01A lo largo de estas más de cuatro
- 0:03décadas.
- 0:05Los últimos 20 años
- 0:07junto a la Reina y
- 0:09más recientemente también
- 0:12con la princesa Leonor y la Infanta
- 0:13Sofía, he tenido
- 0:15el honor y la responsabilidad
- 0:17de elogiar a los galardonados,
- 0:20de pronunciar la Laudato
- 0:22en esta ceremonia.
- 0:24Por eso, permítanme que comparta
- 0:26con ustedes un pensamiento
- 0:28íntimo.
- 0:30Entenderán
- 0:32que les diga que veo con
- 0:34emoción de
- 0:36Rey y de padre,
- 0:38que Leonor, presidenta
- 0:40de la Fundación que lleva su nombre,
- 0:44se encargue de hacerlo a partir
- 0:46de ahora, como acabamos
- 0:48de escuchar y de ver hace
- 0:50un instante.
"Los premiados nos recordáis con vuestro ejemplo que, en el centro de cualquier discurso, debe seguir estando la persona"
El rey ha advertido este viernes, en su discurso en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, de la "deshumanización" y cómo la historia alerta de los graves riesgos de la polarización, de la negación del otro por sus convicciones o creencias, "porque piensa, reza o vota distinto".
Felipe VI ha explicado cómo, en un mundo "globalizado" de grandes magnitudes y oportunidades, entre avances tecnológicos "inimaginables", la deshumanización es un "riesgo latente" y ha señalado cómo las imágenes atroces de muerte y desolación que llegan de Oriente Próximo, Ucrania y de África, entre otros lugares del mundo, "obligan a una llamada incesante a la contención y a la humanidad".
Al inicio de su intervención en el Teatro Campoamor de Oviedo, el monarca ha destacado la emoción que ha supuesto para él que a partir de ahora sea la princesa Leonor, como presidenta de honor de la Fundación Princesa de Asturias, la que se encargue de hacer la semblanza de los galardonados con los premios, tras más de 40 años de ostentar "el honor y la responsabilidad de elogiar" a los premiados en estas ceremonias.
Unos galardonados que este año, ha dicho, tienen el denominador común de que sus obras tienen como razón primera y última la idea de la persona y que recuerdan con su ejemplo que "en el centro de cualquier discurso, acción o decisión, ya sea en el ámbito económico, social, político artístico o deportivo, debe seguir estando siempre y de manera ineludible la persona"
"La historia nos alerta de las graves consecuencias de apartarse de ese camino. Como nos alerta de los graves riesgos la negación del otro por sus convicciones o creencias; porque piensa, reza o vota distinto", ha indicado el rey.
Y junto a la llamada "incesante" a la contención y a la humanidad, es obligado también, ha agregado, a "la denuncia y a hacer lo posible para que la paz y la seguridad vuelvan a ser compatibles, complementarias y conducentes a la convivencia, o al menos la coexistencia".
Pero ha destacado cómo también se ve en ámbitos más cercanos, "en cualquier desigualdad, prejuicio o injusticia, o en cualquier discurso condicionado por el miedo o basado en la indiferencia o la radicalidad".
Y ha considerado que es obligación de las instituciones y también de los ciudadanos "luchar contra todo aquello que se separe, siquiera un ápice" del respeto integral a cualquier persona "a la dignidad de cualquier ser humano", ya sea mediante la protección y fomento del régimen de derechos y libertades que fundamenta la democracia o, en el ámbito exterior, mediante el refuerzo de tratados e instituciones que sustenta a la comunidad internacional.
Dirigiéndose a la princesa y a la infanta Sofía, ha asegurado cómo está convencido de que el ejemplo que para él ha supuesto conocer a lo largo de tantas ediciones a personas tan extraordinarias como los galardonados y sentir que crecía en todos los sentidos con ellos, lo es y será también para ellas cada año "aún más".